Encabezando la carrera por la supervivencia del guepardo

iStock.com / Paul Masamo
El aprovechamiento del arbusto nativo para fabricar los troncos combustibles certificados FSC, llamados Bushblok, es un tramo fundamental en la carrera por salvar de la extinción al guepardo de Namibia.
portrait of a cheetah sitting upright on rock in savannah
iStock.com / Paul Masamo
Febrero 9, 2018
Categoría : Cuentos

El Bushblok es una innovación del Fondo de Conservación de Guepardos (CCF, por sus siglas en inglés), un fideicomiso sin fines de lucro para la supervivencia del guepardo y sus ecosistemas en la zona central de Namibia.

El guepardo está en grave riesgo. En el mundo, su número se ha desplomado de 100,00 en 1900 a menos de 7,500; un tercio vive en Namibia, principalmente en fincas ganaderas. Apenas en la década de los mil novecientos ochenta, la población de guepardos se redujo a la mitad: los productores agropecuarios los veían como una amenaza para el ganado durante una grave sequía.

Un enorme problema, no obstante, es la “invasión de arbustos”, haciendo más denso el paisaje de arbustos y árboles. Alguna vez, los guepardos se desarrollaron en la mezcla de monte y sabana del centro de Namibia. Sin embargo, la perturbación humana – sobrepastoreo, supresión de incendios y eliminación de animales que pacen, como elefantes o rinocerontes – rompió el equilibrio entre pastizales y árboles. Los arbustos de espinas obstruyeron el paisaje, impidiendo que los guepardos pudieran correr o cazar.

La invasión afecta aproximadamente a 26 millones de hectáreas de los 82 millones que tiene Namibia. Representa una amenaza para la supervivencia de otra fauna silvestre y para el sustento de comunidades que dependen de la agricultura, la cual apoya, de una manera u otra, a tres cuartas partes de los namibios.

“Queríamos encontrar un proceso que muestre que podemos utilizar los arbustos y restaurar, al mismo tiempo, el ecosistema y decidimos que un bloque de madera combustible era el producto más económico al que podíamos aspirar” explica el Dr. Bruce Brewer, Administrador General del CCF.

Los productores de carbón a menudo aprovechan árboles maduros y dejan los arbustos pequeños y esto impide que la sabana se abra. “Nos posicionamos como procesadores de árboles completos, pero tuvimos cuidado de no fomentar la tala rasa” agrega Brewer.

Luego, también está el beneficio adicional de la creación de empleos en una región donde el desempleo es elevado. El Bushblok emplea a 30 personas y, a medida que la industria crezca, lo mismo sucederá con los empleos. Tan solo el aprovechamiento en sí podría generar cientos de empleos.

El CCF también evalúa otras formas de tecnologías de energía renovable, como la solar. Una parte sus planes incluye resolver cómo echar a andar pequeñas redes eléctricas en zonas rurales.

La fábrica de Bushblok, situada en Otjiwarongo, produce alrededor de 500 toneladas al año.

Los consumidores pertenecen al grupo de ingresos medios a altos y utilizan el producto para parrilladas y en chimeneas con fines de calefacción.

Desde que comenzó el aprovechamiento, señala Nghikembua, el CCF ha presenciado el regreso de animales y especies de pastos. También está convencido que la restauración de la sabana ha ayudado a mejorar los ingresos derivados del turismo: las áreas abiertas son mejores para los turistas que quieren ver animales. Alrededor de 10,000 visitantes pasan por el centro CCF cada año.

Los manantiales dejaron de estar activos en este paisaje árido a medida que los arbustos fueron creciendo y las elevadas densidades de árboles absorbieron la humedad. “Estamos trabajando con una universidad, analizando la humedad del suelo. Habremos de tener resultados pronto para saber qué está sucediendo,” dice Nghikembua.

Y ¿qué hay del guepardo? Su número en Namibia se ha estabilizado y el CCF dice que esto se debe a los “esfuerzos conjuntos del gobierno de Namibia y las comunidades en apoyo al trabajo del CCF”. Como dice su directora, Laurie Marker, para salvar al guepardo, debemos salvar al mundo, tomando en consideración a aquellos que comparten su hábitat, incluyendo al ser humano.