No hay mejor lugar que casa FSC / Harijanto Suwarno Cómo al trabajar conjuntamente, la tecnología, el manejo forestal adecuado y las personas buenas, permiten que las comunidades locales prosperen FSC / Harijanto Suwarno Diciembre 17, 2019 Categoría : Cuentos Una pasión de Matt Saragih es fusionar su visión para los negocios con su deseo de lograr un impacto social. En su opinión, al inicio todas las compañías arrancan como empresas sociales. “Las compañías existen para tratar de resolver problemas sociales,” expresa Saragih. “Lo que sucede es que, con el tiempo, se vuelven capitalistas y excesivamente explotadas.” Mientras cursaba sus estudios de maestría en Estados Unidos asistiendo a la Escuela Kellogg de la Northwestern University, Saragih se centró en el empresariado social y las inversiones para un impacto social. Durante sus estudios dedicó tiempo a trabajar en proyectos que pudieran beneficiar a comunidades marginadas, tales como los aceleradores para iniciar negocios de alimentos. Al regresar a Indonesia, comenzó a buscar oportunidades en áreas que no estuvieran saturadas, como el sector agrícola o los micro-financiamientos. Después de platicar con contactos que tenía en los sectores de empresas sin fines de lucro y de carácter social, se decidió por algo prometedor: productos básicos forestales certificados provenientes de pequeñas comunidades. Hoy en día, Matt Saragih es el presidente ejecutivo de SOBI, abreviatura de ‘Sosial Bisnis Indonesia’, una empresa emergente descrita como “un eje mercantil que vincula entre sí a pequeños propietarios con el correspondiente mercado sostenible, a través de tres estrategias: manejo de recursos naturales con base en tecnología de la información, un agregador para acceso al mercado y a la certificación y empoderamiento comunitario.” “Una gran cantidad de madera, como caoba y teca, puede tener su origen en bosques comunitarios manejados sosteniblemente, en lugar de en grandes concesiones o en conversiones de bosques naturales,” comenta Saragih. Aun cuando la opción anterior es obviamente una mejor elección desde la perspectiva ambiental, la obtención de madera en comunidades puede convertirse en una pesadilla logística para las empresas. “Imaginen que están a cargo de las adquisiciones para la empresa y tienen que obtener 1,000 metros cúbicos de madera, pero las aldeas solo pueden proporcionar 100 metros cúbicos cada una. Esto significa que tienes que contactar a 10 aldeas de forma separada,” explica. “El tener que acudir a 10 lugares distintos para investigar y obtener material separadamente es un proceso demasiado caro.” La meta de Saragih pretende desarrollar un modelo de negocios auto sostenible que sea viable. Es aquí donde SOBI se incorpora: la compañía usa la tecnología para construir una base de datos de inventarios de árboles que se conecta a una aplicación en un teléfono inteligente (smartphone) para permitir que los miembros de cooperativas de la aldea etiqueten los árboles que ya están listos para aprovecharse y además incluyan información detallada, como por ejemplo, la especie y el diámetro de los árboles. Puesto que la base de datos funciona en tiempo real, SOBI puede tener una idea actualizada al minuto sobre la cantidad de madera que las comunidades son capaces de suministrar. Lo anterior puede aumentar la confianza de aquellos que buscan obtener material de pequeños propietarios, pero que se preocupan por la logística y la estabilidad de la oferta. La empresa de Sarigih y las cooperativas trabajan juntas con base en una asociación de participación de los beneficios, en la que SOBI funge como administrador del grupo para los bosques comunitarios. Eso significa que toda la logística y las tareas administrativas (incluyendo aquellas relacionadas con la certificación FSC) se atienden, y que la empresa es responsable del marketing y del desarrollo empresarial para contactar a un mayor número de compradores. En una palabra, este arreglo permite que los cultivadores de la comunidad se centren en lo que mejor hacen: realizar trabajo en el terreno y cuidar sus tierras, bosques y familias. “Estamos eligiendo la certificación FSC para madera debido a que es ahí exclusivamente donde existe la demanda,” afirma Saragih. “Hay otros esquemas de certificación, pero debido a que no había ningún tipo de demanda, éstos no podían convertirse en modelos sostenibles.” FSC / Harijanto Suwarno La demanda nacional es el punto de inflexión A dos horas de Yakarta, Bambang Triwahono, miembro del personal de un vivero de la Cooperativa Koperasi Wana Lestari Menoreh (KWLM) en Kulon Progo, Yogyakarta, está trabajando duro en el etiquetado de los árboles que están listos para aprovecharse. Bambang y su equipo de cortadores de árboles utilizan una aplicación de teléfono inteligente que está conectada a la base de datos de SOBI. Los árboles de teca que está etiquetando los convertirá en utensilios de cocina certificados FSC un fabricante llamado PT. Karya Wahana Sentosa y los productos terminados estarán a la venta en SuperIndo, una importante cadena de supermercados indonesia. D. Yuvlinda Susanta, Directora de Asuntos Corporativos y Sostenibildiad para PT. Lion SuperIndo, está complacida con la demanda de mercancías FSC. La cadena de supermercados es una de las mejor establecidas de Indonesia y en la actualidad es propietaria de 180 sucursales y cuenta con más de 8,000 empleados. “SuperIndo se esfuerza siempre por ofrecer buena calidad y marcas privadas a precios razonables que provienen de fuentes sostenibles, por ejemplo como sucede con los productos de madera certificada FSC que se originan a partir de fuentes responsables.” Ella prosigue, “los productos con certificación, tales como los certificados FSC pueden ayudarnos a garantizar que los productos que suministramos provienen de fuentes responsables, además de que son seguros para el medioambiente y buenos para el consumidor.” “Dependiendo de la oferta, este año los productos certificados FSC estarán disponibles en todas las sucursales de SuperIndo.“ Otro proveedor de SuperIndo es KwaS, un fabricante de muebles y productos de madera. La impresionante arquitectura de bambú de la fábrica KwaS representa un nuevo comienzo a partir de una tragedia: un terremoto y un tsunami devastadores en Yogyakarta en 2006 que arrasaron con la totalidad de las instalaciones de producción de KwaS. Desesperado, Robertus Agung Prasetya, fundador y director, logró obtener algo de financiamiento para reconstruir las instalaciones, el cual significó tres obligaciones: 1) usar bambú en la estructura principal de soporte del edificio de la fábrica; 2) contratar a personal de la localidad y 3) obtener la certificación FSC. A manera de legado, la empresa tiene un excelente equilibrio de género en el conjunto de empleados, el cual es cercano al 50:50 en términos de la proporción de hombres y mujeres. La certificación y la asociación de la empresa con SOBI resultaron útiles cuando SuperIndo se les acercó para hacer un pedido muy grande de utensilios de cocina certificados FSC. “Me siento muy optimista acerca de la demanda nacional de productos certificados FSC,” dice Prasetya. “El mercado está demandando madera limpia, proveniente de fuentes limpias. Con empresas como SOBI, podemos involucrar a más personas en el mercado de madera sostenible, calcular con mayor precisión la oferta versus la capacidad y también simplificar los procesos administrativos internos tales como las adquisiciones.” FSC / Harijanto Suwarno Brindar opciones Indonesia tiene la economía más grande del sudeste asiático y una que se está desarrollando a gran velocidad. Según el Informe del Banco Mundial de 2018, uno de cada cinco indonesios pertenece a la clase media. El desarrollo viene acompañado de la migración urbana y, en las décadas recientes, muchos aldeanos, en especial los jóvenes, han migrado a ciudades más grandes como Yakarta. Las aldeas de Kulon Progo enfrentan una situación similar. Ubicadas al sur de Java, estas aldeas y sus bosques comunitarios están dispersos lejos unos de otros, haciendo que sea más difícil lograr economías de escala. Para los aldeanos, el mudarse a las grandes ciudades parecía una elección sensata en aquel momento. Sin embargo, el resultado fue que la mayoría de las oportunidades de trabajo en la ciudad fueron fugaces o precarias. Las cosas comenzaron a cambiar para los aldeanos con la fundación en 2007 de la cooperativa Koperasi Wana Lestari Menoreh (KWLM) y su certificación FSC en 2011. Se trata de una de las cooperativas que trabajan con SOBI y que abastecen a KwaS. “La cooperativa fue creada para desencadenar, en su totalidad, el potencial y el valor de nuestra madera,” recuerda Bernardus Sad Windratmo, Director de KWLM. Las utilidades de la cooperativa van a la cooperativa de crédito local y se utilizan para otorgar micro-financiamientos que permiten a los aldeanos obtener préstamos a intereses bajos. La cooperativa funcionó gracias a una subvención hasta 2016, momento en el que se asoció con SOBI y se convirtió en un modelo auto sostenible con carácter lucrativo. Esta asociación beneficia aun más a los cooperativistas ya que consiguen un mayor acceso al mercado y precios justos. “En promedio, los miembros de la cooperativa obtienen de 25% a 30% adicional de utilidad que los no afiliados ya que no tienen que pagar honorarios a intermediarios,” señala Windratmo. “Después de haber obtenido la certificación FSC también estamos vendiendo troncos en metros cúbicos en lugar de por tronco, así que el precio de la madera es mucho más justo y preciso.” FSC / Harijanto Suwarno Para afiliarse a la cooperativa, cualquier aldeano que sea propietario tiene que pagar 5,000 rupias (0.3 dólares estadounidenses) al mes y está obligado a apegarse a los estándares FSC de manejo forestal. Los miembros obtienen la ayuda de un equipo capacitado de cortadores de árboles para aprovechar los árboles en sus tierras y transportar los troncos. Se trata de una práctica más segura, si consideramos el número de terribles accidentes relacionados con cultivadores no calificados o inadecuadamente calificados que operan motosierras. Adicionalmente, por cada árbol que se corta, se distribuyen tres plantas de semillero a los aldeanos para que las siembren. La membresía considera a la familia como una unidad, lo cual significa que los cónyuges también son elegibles para convertirse en miembros. Según las cifras proporcionadas por las cooperativas, en 2010 había alrededor de 16,000 hectáreas de bosques comunitarios; en 2019, esta cifra se había incrementado a 22,000 hectáreas, principalmente como resultado de la resiembra ya que un mayor número de aldeanos se dieron cuenta de la importancia y el valor de los bosques. En la actualidad, alrededor de 832 hectáreas en la zona de Kulon Progo están certificadas FSC. “Hoy en día hay 1,630 familias ubicadas en 26 aldeas en siete sub distritos que son cooperativistas,” comenta Windratmo. “En Kulon Progo, existen alrededor de 77 aldeas, y cada una tiene alrededor de 1,500 familias. Existe un potencial enorme para que nosotros crezcamos a través de la educación comunitaria, gracias a la transmisión de boca en boca de los miembros para involucrar a los aldeanos mayores de la aldea y aprovechar su influencia.” Heri Susanto está totalmente de acuerdo. El es un cultivador y el director de apilado de madera en su aldea. “Todo mundo en la aldea es un cultivador, además de alguna otra cosa. Todos tenemos dos trabajos,” explica Susanto. “Aunque a los de la generación más joven todavía les gusta mudarse a las ciudades, siempre regresan, por lo que debe haber oportunidades locales para ellos.” El potencial económico, tal y como lo describe la asociación entre SOBI y la cooperativa, coinciden con la promesa de Joko “Jokowi’” Widodo, presidente indonesio, de “construir a partir de las periferias”, pasando de una estrategia de concentración de oportunidades en Yakarta y otras grandes ciudades, a una con un desarrollo económico más equilibrado. El crecimiento del desarrollo de infraestructura en distritos más remotos ya ha logrado proporcionar más oportunidades de empleo para los aldeanos locales. Esto, combinado con un modelo empresarial maderero más estructurado, el cual incluye el apoyo para cultivar y sembrar productos forestales no maderables, tales como clavo y jengibre, pueden ofrecer medios de vida dignos comparables a los que significa mudarse a la gran metrópoli. De hecho, según Windratmo, el número de personas que se han marchado ha disminuido en los últimos años. SOBI se encuentra actualmente trabajando con dos cooperativas. Es de esperar que esta cifra se amplíe a cinco para finales del este año y a diez para finales de 2020. Resulta motivante y alentador ver que los principios FSC de manejo forestal se pongan en práctica y se utilicen como una herramienta confiable con el fin de crear un vínculo entre los extremos de la oferta y la demanda para garantizar que un mayor número de productos forestales obtenidos responsablemente lleguen a los consumidores. Lo más importante es la prosperidad y el éxito que llegan a las comunidades cuando se alcanza el verdadero valor de los bosques.