Los administradores forestales y FSC facilitan la inversión para la protección del medioambiente

Pilar Valbuena
Woman walking in autumnal forest reaches up to touch tree leaves
Pilar Valbuena
Octubre 19, 2022
Categoría : Cuentos

Devesa da Rogueira es un pequeño bosque situado en el este de Galicia, en el norte de España. Caminando por los escarpados senderos, rodeados de una enorme diversidad de plantas y animales, de vez en cuando se ven viejos tocones entre los troncos de innumerables árboles. Son el recuerdo de la madera que en su día fue la base de la economía local. Aquí es posible incluso encontrarse con un oso pardo, una especie que hasta ahora había estado ausente de estos bosques durante décadas. Hace más de 70 años, la población local decidió que el valor del bosque no debería residir en la madera que podían extraer de él, sino en la fauna y la flora que contenía y en los servicios ecosistémicos que proporcionaba.

Esa decisión visionaria dio como resultado una recompensa única: a principios de 2020, Devesa da Rogueira se convirtió en el primer bosque de España y el segundo de Europa en recibir la verificación de Forest Stewardship Council (FSC) por sus servicios ecosistémicos.

Los certificados FSC se presentan en dos variedades. Uno de ellos reconoce las cadenas de custodia que ofrecen garantías de cumplimiento desde el aprovechamiento hasta el consumidor final. El otro reconoce el manejo forestal sostenible. La verificación de los servicios ecosistémicos amplía el manejo forestal sostenible que demuestra un impacto positivo en la captación y escasez de carbono, los ciclos del agua, la conservación del suelo, el ocio y la conservación de la biodiversidad. Garantiza con datos verificados que el bosque está bien manejado.

Autumnal forest in Galicia, Spain
Pilar Valbuena

Devesa da Rogueira, formada por 21 tipos diferentes de bosque, alberga 900 especies de plantas, entre ellas 25 orquídeas y más de 400 especies de hongos. Además de los osos pardos, hay corzos, martas, comadrejas, turones, gatos monteses, lobos, zorros y decenas de aves, anfibios y reptiles. Es, según el certificado FSC, «un enclave natural único en Galicia» y está gestionado por sus habitantes.

Hay una treintena de personas que, en cierto modo, son «dueños» de los bosques alrededor de la montaña. Estos comuneros (miembros de la comunidad que viven en los bosques vecinos) se han encargado del bosque durante muchos años desde que se decidió dejar de extraer madera, lo que le ha permitido desarrollar un ecosistema rico y complejo.

Tejos, robles, acebos, castaños y abedules son algunos de los árboles que revisten las laderas y fijan el suelo. Innumerables arroyos se precipitan en pequeñas cascadas, entre enormes y viejos árboles envueltos en clemátides y cubiertos de musgos y líquenes que dan cuenta del aire limpio. Un manantial, la Fonte do Cervo, brilla durante todo el año, y se cree que su agua concede un deseo a quienes la beben.

José Antonio Castro es uno de los comuneros. Fue la última persona que nació en la pequeña aldea de Moreda, hace más de 40 años, pero se marchó para convertirse en soldador en la cercana ciudad de Lugo.

«Para nuestros padres, fue una victoria que saliéramos de aquí», explica Castro. «La vida era dura».

Sin embargo, al comienzo de la pandemia, algo hizo clic en él y le hizo volver. La ciudad, cuenta, no era mejor que Moreda, y por eso regresó.

«Queremos vivir como se vivía en la Devesa y preservarla», dice.

Cría un pequeño rebaño de unas 44 cabezas de ganado local, que pastan en el bosque. El ganado proporciona ingresos y buena carne a los habitantes de la zona y también forma parte del manejo de los bosques. Abre claros para regenerar el crecimiento y ayuda a mantener el equilibrio entre las áreas abiertas y el dosel forestal cerrado. Lo más importante es que elimina la vegetación que puede alimentar los incendios forestales. José Antonio recuerda que una vez la gente luchó durante cuatro días y noches para evitar que un incendio destruyera el bosque. Con el ganado en tareas de limpieza, «si llega un incendio, no arrasa el bosque».

El verano pasado, un incendio azotó la zona y causó un impacto catastrófico en los bosques y pueblos de los alrededores, pero no afectó a Devesa. Esto es una prueba fehaciente de que el uso de los mismos enfoques que adoptaron los comuneros puede hacer que los bosques sean más resilientes a los incendios.

Si bien, aunque el floreciente ecosistema y el certificado FSC obtenido son motivos de orgullo, eso solo no basta para mantener la Devesa da Rogueira.

Lola Castro, hermana de José Antonio, es alcaldesa de Folgoso do Courel, el principal pueblo de la zona. Ella no se hace ilusiones.

«La Devesa da Rogueira es un legado y un patrimonio natural, y creemos que la responsabilidad de conservarla debe ser compartida», explica. «Nuestras poblaciones necesitan apoyo económico para impulsar la economía local, ya que nuestro objetivo es preservar estos bosques, compartirlos con la sociedad y para las generaciones futuras, tal y como hicieron nuestros antepasados».

La certificación FSC es una herramienta vital para atraer esa financiación. Las auditorías y el control anuales aseguran un manejo responsable del bosque.

Gonzalo Anguita, director ejecutivo de FSC España, afirma que «nuestra misión es conectar a los propietarios forestales con las empresas, organizaciones y administraciones, posibilitando la creación de alianzas estratégicas de gran valor en la sociedad».

Tree roots with moss and fallen leaves
Pilar Valbuena

 

Agroamb, una empresa de gestión de residuos agrícolas de la cercana Lugo, es una de las empresas privadas que ve en el apoyo a Devesa da Rogueira una forma ideal de demostrar su compromiso con la economía circular.

Josefa de León, responsable de competitividad de Agroamb, afirma que «la inversión en servicios ecosistémicos es una excelente oportunidad para proteger el patrimonio natural de nuestro entorno. Es muy gratificante apoyar proyectos que fomentan el desarrollo rural gallego».

Lola Castro agradece la contribución de Agroamb y espera que sea la primera de muchas otras.

«El desarrollo rural, el asentamiento de la población y la actividad económica local representan una necesidad básica sin la cual la conservación no sería posible», afirma. «La certificación FSC de servicios del ecosistema es un motivo de orgullo para los miembros de la comunidad y una forma de demostrar que nuestra actividad es necesaria para mantener, cuidar y preservar nuestros bosques».

Su esperanza ahora es que otras organizaciones se unan a Agroamb para poner en valor el trabajo que supone proteger y mejorar los servicios de los servicios ecosistémicos en la Devesa da Rogueira.

El ejemplo de Devesa da Rogueira debería animar a otros bosques gestionados por comunidades a solicitar la verificación FSC por sus servicios ecosistémicos, lo que a su vez animará a las empresas y a otros a convertir sus compromisos de sostenibilidad en acciones concretas.

 

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